Las empresas latinoamericanas sienten la presión de la sustentabilidad

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Solo el 27% de las empresas que cotizan en bolsa tiene una política de compensación para sus ejecutivos vinculada al desempeño en sustentabilidad, según un informe pionero de la OCDE.

Años de trabajo de activistas y grupos de investigación en materia de sustentabilidad empiezan a rendir frutos. Por lo menos eso sugiere un primer estudio sobre las prácticas de empresas y criterios de inversionistas en torno al medio ambiente, impacto social y gobierno corporativo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó la semana pasada. Uno de los hallazgos que sorprendió a sus autores: América Latina supera a China en sus avances y no está muy lejos de Europa.

Aunque no todos los países exigen que las empresas que cotizan en bolsa publiquen un informe anual de sustentabilidad, las empresas que representan el 83% de la capitalización bursátil de la región divulgan información sobre el tema, arroja el estudio que se hizo a lo largo de un año, en base a encuestas y conversaciones con empresas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú. Bajo el paraguas de la sustentabilidad se encuentran factores espinosos para las empresas, como el capital humano, el manejo del agua, los derechos humanos y de las comunidades, la calidad del aire, y el impacto en la biodiversidad, entre otros.

“Lo que nos dijeron las grandes empresas es que en verdad había una presión de los inversionistas y del público en general para hacer mejores divulgaciones y que esto también les ha tocado hacerlo”, dijo Adriana de la Cruz, analista de políticas públicas de la OCDE y coautora del estudio junto con Caio de Oliveira y Lizeth Palencia. “Creo que son las grandes compañías las que están levantando el estándar”, agregó de la Cruz.

Todos los países latinoamericanos encuestados exigen o recomiendan la divulgación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas que cotizan en bolsa, aunque los enfoques y prioridades difieren. Brasil y Colombia tienen un mayor enfoque en temas relacionados con el clima, por ejemplo. Además, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú requieren o recomiendan a sus empresas divulgar métricas verificables que permitan a los inversores evaluar la credibilidad y el progreso hacia el cumplimiento de un objetivo anunciado relacionado con la sostenibilidad.

En Latinoamérica, los riesgos del cambio climático son más relevantes para inversionistas y gestores de fondos que en otras regiones, siendo importante para el 71% de las empresas por capitalización de mercado (seis puntos porcentuales encima del dato global). El capital humano (55%), la gestión de residuos y aguas residuales (46%) y la seguridad de los datos y la privacidad de los clientes (37%) también son riesgos clave relacionados con la sostenibilidad identificados como económicamente significativos en América Latina.

La región tiene avances comparables con Europa y va por delante que China, dijo de Oliveira. El porcentaje de empresas que publica información sobre la sustentabilidad de sus operaciones en América Latina es comparable al resto de los países de la OCDE, y el 60% de ellas contratan un proveedor externo que certifica las prácticas sustentables, una proporción más alta que a nivel global.

“Algo que me sorprendió mucho en América Latina y globalmente es el número y el valor de los bonos llamados sustainability-linked bonds”, comparte de Oliveira. Los más comunes son los bonos verdes, que se emiten para invertir en proyectos de energías renovables o que aportan a la transición energética de hidrocarburos a energías menos contaminantes. Estos atan el financiamiento a un compromiso por parte de la empresa de que el proyecto será sustentable o cumplirá con los requisitos de medio ambiente, impacto social y gobierno corporativo, o ESG, como se le conoce a este criterio, por su sigla en inglés.

“Desde un punto de vista económico, es relativamente fácil para un ejecutivo prometer algo para cumplirse en 10 años, ya que el ejecutivo va a quedarse en la compañía cinco años. Entonces los sustainability-linked bonds son un instrumento muy interesante, porque la compañía tiene una penalización financiera y, en muchos casos, condiciona la remuneración de los ejecutivos. Entonces, los bonos son instrumentos interesantes para aumentar la credibilidad de las empresas”, explica de Oliveira. En la región, Chile y México tienen los mercados más activos, con mercados de 14.800 millones de dólares y 13.000 millones, respectivamente.

Y es precisamente la remuneración de los altos ejecutivos de las empresas la que surge como un punto débil en el estudio, tanto en Latinoamérica como a nivel global. Solo el 27% cuentan con una política de compensación por desempeño vinculada a factores de sustentabilidad. Brasil y Colombia destacan con porcentajes superiores al promedio de los países latinoamericanos, según el informe.

La recomendación más urgente que hacen los autores es que Latinoamérica adopte un estándar internacional para medir la sustentabilidad, de manera que se puedan comparar más y mejores datos. Además, existe un vacío de información de las empresas que no cotizan en bolsa, ya que no deben rendir cuentas a sus accionistas.

“Las empresas cotizadas, siempre es cierto que son ellas las que suben los estándares”, dice De la Cruz, “ojalá que ellas pongan el ejemplo. Cuando uno piensa en las estructuras de la sociedad, las empresas que coticen tienen muchísimas ramificaciones, si tomamos en cuenta todas las subsidiarias, de los grupos, de compañías, etcétera. Nosotros esperamos que esto tenga una ramificación positiva”, añade.