El Ministerio de Gobierno de Ecuador ha declarado un estado de «máxima alerta» tras un informe de inteligencia que advierte sobre amenazas potenciales de ataques terroristas dirigidos hacia el presidente Daniel Noboa. En un comunicado emitido a través de sus redes sociales, las autoridades gubernamentales informaron que se han activado todos los protocolos de seguridad para salvaguardar la integridad del mandatario. Las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y diversas agencias de inteligencia están trabajando en conjunto para neutralizar cualquier posible amenaza, asegurando así la estabilidad y la seguridad del país.
Las advertencias de las autoridades no se limitan exclusivamente a posibles ataques contra el presidente, quien actualmente se encuentra en Estados Unidos por motivos personales. También se mencionan riesgos de «ataques terroristas y tensiones en las calles a través de manifestaciones violentas» que podrían surgir después de la reciente segunda vuelta presidencial. Este clima de incertidumbre es consecuencia de la polarización política en Ecuador, donde las secuelas de la contienda electoral aún resuenan entre los ciudadanos.
Un informe que ha circulado en las redes sociales señala que se habría llevado a cabo la «transferencia de sicarios» desde México y otros países hacia Ecuador, con la presunta intención de realizar ataques terroristas. Este tipo de comunicaciones no solo generan temor en la población, sino que también evidencian la desesperación de varios sectores políticos que ven amenazados sus intereses tras la derrota sufrida en las urnas. Las tensiones escaladas en el contexto político actual han llevado a que se active un clima de alerta máxima entre las fuerzas de seguridad del país.
El Poder Ejecutivo ha deslindado responsabilidades y ha señalado a «sectores políticos derrotados en las urnas» como posibles instigadores de estos planes violentos, aunque se ha abstenido de mencionar explícitamente al movimiento Revolución Ciudadana (RC). Este último, protagonizado por su candidato, ha denunciado un «fraude electoral grotesco» y ha asegurado que impugnará los resultados de las elecciones. Este ambiente de acusaciones recíprocas refleja la fragilidad de la democracia en Ecuador, que ha sido puesta en entredicho por múltiples factores.
En relación con las denuncias de fraude electoral, el ex presidente Rafael Correa, fundador de la RC, ha utilizado sus redes sociales para calificar las acusaciones sobre un posible intento de asesinato como una estrategia de distracción. Correa ha hecho referencia a la táctica de la «caja china» para desviar la atención pública de un escándalo al presentar otro. Con un contexto de disputas electorales aún candentes y un ambiente de confrontación política, el país se enfrenta a un desafío crítico en la búsqueda de la paz y la estabilidad.
