Recientemente, hemos sido testigos de los efectos que ha tenido la decisión de la Reserva Federal (FED) de recortar las tasas de interés en 25 puntos base. Este movimiento provocó un retroceso en los mercados, evidenciado por la volatilidad que experimentaron diversas bolsas. Sin embargo, en medio de este panorama incierto, el dólar estadounidense logró fortalecerse, recuperando terreno tras una breve caída inicial. La declaración de su presidente, Jerome Powell, sobre la gestión de riesgos y la existencia de activos sobrevalorados, generó una sensación de cautela entre los inversores, quienes se están preparando para futuras bajas en las tasas y sus efectos colaterales. Este comportamiento sugiere que el dólar podría continuar su trayectoria ascendente, a medida que los participantes del mercado analizan detenidamente la situación económica antes de tomar decisiones más arriesgadas.
El índice de Precios del Consumidor (PCE), considerado un indicador crucial de la salud económica, nos proporciona pistas valiosas sobre el avance del consumo en la economía estadounidense. Con una tasa acumulada anual del 2,7% y un 0,3% en agosto, estos datos están alineados con las expectativas del mercado y sugieren una leve debilidad en la moneda estadounidense. Aunque algunos analistas anticipan que el dólar podría volver a acercarse a sus mínimos de tres años y medio, la estabilidad de este dato podría facilitar recortes más agresivos por parte de la FED en el futuro. Este contexto pone de manifiesto que, aunque el panorama económico es incierto, el PCE se presenta como un barómetro más estable en comparación con la euforia fugaz que se vive en los mercados financieros.
A nivel regional, la situación económica ha estado marcada por el efecto de los aranceles y las tasas en las monedas locales. En particular, el peso mexicano ha demostrado una notable resistencia frente a las turbulencias, sustentado por el diferencial de tasas que actualmente maneja el Banco de México (Banxico). Sin embargo, se espera un leve retroceso en su valor. Si la FED opta por interpretar el último dato del PCE como un signo positivo en sus proyecciones inflacionarias, es probable que adopte un enfoque más expansivo en octubre, lo que a su vez podría favorecer a los mercados emergentes. En este escenario, el tipo de cambio en México podría estabilizarse en un rango de 16,5 a 17,5 pesos por dólar, dado el robusto apoyo de las remesas y el consumo interno.
En cuanto al peso chileno, su apreciación se ha visto constreñida por un entorno de incertidumbre en el ámbito internacional, fuertemente influenciado por los altibajos del precio del cobre. Aunque el contexto actual resulta favorable para este mineral, la debilidad del dólar no necesariamente desencadenará un avance significativo en la moneda chilena. Es poco probable que se logren niveles de 980 pesos por dólar de manera inmediata, especialmente a medida que los inversores deben considerar el ruido político relacionado con las próximas elecciones. La relación entre el precio del cobre y el comportamiento del dólar es crítica, y el efecto positivo del PCE, aunque alentador, no parece ser suficiente para propiciar un rally en la divisa chilena.
Finalmente, el análisis realizado por Ángel Rubilar Morel, experto de mercados en Capital.com, resalta que el escenario es bastante complejo. La interacción entre las decisiones de la FED, el desempeño del PCE, y las circunstancias políticas en América Latina influirán considerablemente en las monedas regionales. Si bien hay factores que podrían impulsar la economía de los mercados emergentes, también hay muchas variables que podrían obstaculizar su crecimiento. La cautela y el análisis exhaustivo de los datos económicos se vuelven indispensables en un entorno donde la volatilidad prevalece y el futuro económico se presenta como un rompecabezas por resolver.








