Marcas Propias: La Evolución del Mercado y su Impacto

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Las marcas privadas han comenzado a destacar en el mercado chileno, ganando tanto espacio como fidelidad entre los consumidores. Según el estudio Chile 3D 2025, un sorprendente 81% de los encuestados indica que adquirieron productos de marcas propias en el último año, mientras que un 61% se muestra dispuesto a continuar comprándolos. Este fenómeno no es exclusivo de Chile, sino que también se observa a nivel global, donde más de la mitad de los consumidores afirma que se inclinarán más hacia las marcas privadas en comparación con años anteriores, según datos de NielsenIQ. La tendencia indica una democratización del consumo, donde los productos de marcas propias ahora trascienden los estratos socioeconómicos, y los consumidores de clase media alta están cambiando sus preferencias hacia estas alternativas más económicas y competitivas.

Un factor clave en este crecimiento de las marcas propias es su capacidad para ofrecer precios significativamente más bajos sin sacrificar la calidad. Hasta un 64% de los encuestados en el estudio de Chile 3D 2025 perciben que las marcas privadas han mejorado su calidad en tiempos recientes. Esto ha llevado a muchos a expresar cierta preferencia, ya que el 54% afirma que opta por marcas privadas en lugar de algunas tradicionales. Esta percepción de igualdad entre las distintas categorías de marcas ha comenzado a impactar en el posicionamiento de las marcas tradicionales, que ahora se ven obligadas a implementar estrategias innovadoras y a reforzar su conexión con los consumidores para no perder su privilegiada posición en el mercado.

A pesar de la creciente popularidad de las marcas privadas, estas aún enfrentan la desventaja de carecer de la lealtad histórica disfrutada por las marcas tradicionales. La confianza y la experiencia acumulada son aspectos que las marcas establecidas han cultivado durante años, volviéndose complejas de replicar para las nuevas marcas en el mercado. Los consumidores más jóvenes, como los Gen Z y los Millennials, muestran mayor reticencia a comprar marcas propias, citando razones que incluyen la preferencia por marcas reconocidas y la percepción de falta de disponibilidad. Aprovechar la nostalgia de los Millennials y la deseabilidad de las marcas en la mente de los Gen Z podría ser clave para que las tradicionales mantengan su base de clientes frente al auge de las marcas privadas.

Otro aspecto favorable para las marcas tradicionales es su presencia en una mayor variedad de canales de venta, lo que contribuye a mantener su relevancia en el mercado. A medida que las marcas propias compiten por espacio en las estanterías de los minoristas, es crucial para las marcas establecidas continuar fortaleciendo su red de distribución y presencia en distintas plataformas de venta. Esta ventaja no solo facilita la accesibilidad para sus consumidores leales, sino que también permite que estas marcas trabajen en su renovación y en la diferenciación de su oferta, en un contexto donde la competencia es cada vez más intensa.

En resumen, las marcas propias han emergido como una fuerza disruptiva en el ámbito del retail, logrando consolidar su posición y fidelidad en el mercadeo actual. Si bien enfrentan desafíos significativos, su habilidad para ofrecer productos de calidad a precios accesibles asegura un futuro prometedor. Por otro lado, las marcas tradicionales deberán adaptarse a las nuevas expectativas de los consumidores, especialmente aquellos pertenecientes a segmentos más jóvenes, para así perpetuar su relevancia en un mercado en constante evolución. La competencia entre ambos tipos de marcas no solo amplía las opciones de los compradores, sino que también promueve la innovación y el desarrollo continuo, beneficiando a todos los involucrados en la cadena del comercio.