La reciente incorporación de la sostenibilidad tributaria al Código Tributario chileno marca un hito en la regulación fiscal del país. Este concepto, que previamente era percibido como difuso y poco accesible, ahora se establece de manera formal y clara, especialmente centrado en las grandes empresas que poseen estructuras complejas y recursos para cumplir con los nuevos estándares. Sin embargo, el verdadero desafío está en poder trasladar este modelo de cumplimiento a las pequeñas y medianas empresas (pymes), que constituyen un pilar fundamental de la economía nacional. Es necesario diseñar herramientas que permitan a las pymes demostrar de forma palpable que cumplen con sus obligaciones tributarias, convirtiendo ese cumplimiento en un activo valioso que les brinde confianza ante bancos, clientes y autoridades fiscales.
El objetivo de la certificación de sostenibilidad tributaria es demostrar que las empresas actúan de manera ordenada, transparente y previsible, lo que no debe confundirse con una intención de reducir la fiscalización. Por el contrario, esta iniciativa busca fomentar una mejor relación entre las empresas y los reguladores, así como en el mercado. Para una pyme, obtener la certificación no solo implica un reconocimiento, sino también la oportunidad de acceder a mejores condiciones de financiamiento, así como participar en cadenas de suministro más competitivas. En tiempos en los que la confianza es clave, la sostenibilidad tributaria se convierte en un pilar estratégico para mejorar la reputación empresarial y facilitar el crecimiento.
A fin de facilitar el cumplimiento tributario para las pymes, se han propuesto diversas iniciativas de ley que buscan la simplificación del sistema tributario. La creación de regímenes simplificados y la implementación de herramientas digitales son pasos fundamentales para mejorar la gestión fiscal de estas empresas. Implementar tales medidas no solo optimizaría los procesos internos, sino que también permitiría a las pymes aprovechar beneficios indirectos, como mayor financiamiento y una mejor imagen en el mercado competitivo. Sin embargo, es esencial que las medidas implementadas sean efectivas y adecuadas a la realidad de cada empresa, ya que las necesidades de una microempresa son distintas a las de una mediana empresa que cuenta con una estructura contable más avanzada.
La sostenibilidad tributaria va más allá de la simple formalidad; requiere un compromiso serio por parte de las pymes hacia la disciplina interna. Esto implica establecer políticas claras, mantener registros confiables y realizar revisiones periódicas de los riesgos asociados a su gestión tributaria. Además, las empresas deben estar preparadas para responder de manera eficiente a las exigencias del Servicio de Impuestos Internos (SII). Para muchas pequeñas empresas, esto se traduce en la necesidad de digitalizar su documentación, capacitar a su equipo y establecer controles básicos que anticipen contingencias. Sin embargo, es fundamental considerar que no todas las pymes tienen las mismas capacidades, lo que plantea un desafío adicional.
En este contexto, la colaboración se convierte en la clave del éxito. Es primordial que exista una coordinación efectiva entre el Estado, el SII, los gremios empresariales y las universidades para proporcionar asistencia técnica a las pymes más pequeñas, evitando así que queden marginadas de este nuevo estándar. La falta de apoyo podría convertir la certificación de sostenibilidad tributaria en un factor que incremente las desigualdades dentro del ecosistema empresarial. En un entorno económico incierto, construir confianza a través de una adecuada gestión tributaria es una inversión crucial para las pymes, que puede traducirse en ventajas competitivas significativas frente a sus rivales.








